Ojalá desaparezcan de una vez por todas todos los racistas y violentos de nuestro fútbol y sobretodo de nuestra sociedad. Cuanto antes mejor… Los del Mallorca, los del Valladolid, los del Atlético, los del Barça y los del Madrid. Todos! Pero amigos, no hay más ciego que el que no quiere ver. Centrar el ‘caso Vinicius’ exclusivamente a un tema de racismo me parece demagogia barata para excusar la actitud de un futbolista que deja mucho que desear.
Dos no se pelean si uno quiere y eso es lo que pasa con el brasileño. Dan igual los colores, los de piel y de camiseta. No es casualidad que siempre sea él el que tiene problemas, no es casualidad que sus compañeros de profesión se las tengan siempre el número 20 del R. Madrid.
Hace unas semanas tenía que escuchar que esta actitud de Vinicius hacía gracia e incluso gustaba a los seguidores blancos pero ahora que los resultados no acompañan y que la situación es insostenible, este discurso ha cambiado. La vara de medir no es la misma y los que hoy optan por este razonamiento apelando únicamente al racismo, son los que ayer aplaudían las patadas a Neymar en el Bernabéu, se reían de los plátanos que le caían a Alves en Villarreal o incluso también se animaban a meterse con el color de piel de Samuel Eto’o.
El día que Vinicius se centre solo en jugar será el mejor del mundo y tendrá el reconocimiento de todos sus rivales. No hay nada mejor que salir ovacionado lejos de casa pero hasta llegar a este punto, si es que llega, hay que entonar el ‘mea culpa’ por parte de todos. Todos. Aficionados, rivales, prensa y, evidentemente, también Vinicius y el R. Madrid. La solución la tenemos todos en nuestras manos.
Ah, y para acabar y por si no lo he dejado suficientemente claro… que los racistas y los violentos cojan sus diminutos cerebros y se vayan a tomar por el culo de una vez. De todos los campos y de nuestro día a día. Sois asquerosos.