No hay partido plácido para el pequeñito. Argentina de Messi se la vuelve a jugar a cara o cruz contra la Polonia de Lewandowski y en esta ocasión lo hacen por estar o no estar en los octavos de final. La presión del duelo es altísima, de las que cuesta controlar.
Entre todos hemos generado demasiadas expectativas con un equipo que nombre por nombre, tampoco es nada del otro mundo y quizás tampoco da por mucho más. El espíritu competitivo lo tienen intacto pero eso no es suficiente. Los dos partidos que he visto de la albiceleste me han dejado demasiado frío y no me han transmitido nada. Son incapaces de conectar con Messi y lo fían todo en las genialidades del ’10’ y el acierto de Di María. Aún no ha aparecido Lautaro, la creatividad del centro del campo brilla por su ausencia y la defensa parece del siglo pasado.
Enfrente hoy hay una Polonia que sin ser una de las favoritas puede complicarle mucho la vida a los argentinos. Lewandowski quiere amargarle la fiesta a Messi pero ojalá hoy sea al revés. Que ‘Lewy’ vuelva pronto a Barcelona y sin herida de guerra alguna. Es mejor que pase Messi y se quede fuera el polaco.