Laporta decidió pasar al ataque buscando una confrontación directa con R. Madrid y Tebas que, a mí, no me sirve de excusa ni tampoco me deja más tranquilo. Laporta decidía mirar hacia fuera antes que hacia dentro y el problema, no lo olvidemos, le sigue teniendo el Barça. Justificarse con terceros significa seguir escondiendo la realidad.
Sigo sin tener claro por qué el hombre escogido para realizar estos informes y estudios fue Negreira. Sigo sin entender por qué todos estos informes no llegaron a los entrenadores que en su día dirigían el primer equipo. La puesta en escena estuvo bien pero le faltó contenido.
Por otra parte tampoco quiero olvidarme de la marranada de vídeo que hizo el Madrid. No hay por dónde cogerlo, distorsionando la realidad y buscando el fácil aplauso de sus seguidores. En cambio, se olvidan que el franquismo obligó al Barça a cambiar de nombre por la prohibición del catalán, impidió fichar a Di Stéfano y fusiló al presidente de la entidad Josep Sunyol. Poco, amigo. Banalizar y hacer ironía con el franquismo es tener muy poco de ese ‘señorío’ que tan presumen.