Hoy es de esos días en los que todo cuesta más. Levantarse y ponerse delante del micrófono después de acostarse tarde y sobre todo, del partido que hizo ayer el Barça, no apetece demasiado. O mejor dicho, lo que apetece es quemarlo todo y no dejar caña derecha. Hay para alquilar sillas…
En primer lugar, con los iluminados que creyeron que poner partidos entre semana a las 10 de la noche sería una gran idea. Claro que sí, la gente no madruga y los niños no van a la escuela al día siguiente. Luego nos preguntamos por qué no engancha la Liga española o por qué han caído en picado las audiencias. Pues ahí uno de los motivos.
Y por otro lado también dejadme que hable de la traca de partido que hizo el Barça. No hay por dónde cogerlo. Con la oportunidad de volver a dar otro mordisco en la Liga es intolerable esta falta de intensidad y de ganas que mostró el equipo. La actitud de ayer es inaceptable, en Vallecas debe irse con el cuchillo entre los dientes y con el espíritu de un soldado que va a la trinchera. Esta versión del Barça no me identifica y lo preocupante es que no es la primera vez que esto ocurre.