Prueba superada y en semifinales. Con sufrimiento pero con unas sensaciones muy diferentes a las del pasado domingo y es que el Barça fue muy superior a la R. Sociedad con una primera media hora espectacular y un Dembélé estelar.
El francés cuajó el mejor, o uno de sus mejores partidos, con la camiseta azulgrana. Rápido, decisivo, goleador, vertical y con criterio. Sobre todo, con criterio de que es lo que necesita un jugador de sus características que aspira a convertirse en uno de los mejores futbolistas del mundo.
Esta versión superlativa de Dembélé justifica su renovación y la insistencia de Xavi con su continuidad. Si fuera capaz de hacerlo cada semana sería candidato al Balón de Oro. Por momentos nos recordó la mejor versión de Ronaldinho, de Neymar, de esos futbolistas mágicos que enamoraron al Camp Nou. Ayer Dembélé se disfrazó de los mejores y, ojalá, nunca se cambie ese disfraz.