Otro ridículo, uno más de un PSG que ya lleva infinitos en Europa y que nos ha vuelto a dejar constancia de que el dinero no puede comprar los títulos o, al menos, aquellos que tienen otra dimensión como la Champions.
Para ganar una competición como ésta necesitas algo más que cromos y el PSG no tiene más que eso. Las caras de Mbappé y Messi después de terminar el partido hablaban por sí solas. Derrotas como las de ayer son las que hacen tambalear de arriba abajo los cementos del proyecto de Qatar y que ponen en duda la continuidad de sus mejores jugadores. Sobre todo la de Messi.
El argentino debe decidir renovar o cambiar de aires y después de una derrota como ésta tengo la sensación de que hoy está un poco más lejos de París y un poco más cerca de Barcelona. Me niego a pensar que Messi se marchará de la Champions por la puerta de atrás, me niego a pensar que Messi no volverá a jugar nunca más la máxima competición europea. No puede ser, su último baile con la orejuda debe ser levantándola por quinta vez y con la camiseta del Barça.