Corren malos tiempos para Gareth Bale. Su peculiar manera de entender el fútbol le ha situado en el centro de todas las miradas. Empezó siendo señalado por su egoísmo, algo que no gusta precisamente a Cristiano Ronaldo, que no ha dudado en recriminárselo públicamente. Continuó cargando el muerto de no apoyar en tareas defensivas. Y ha acabado por convertirse en el chivo expiatorio de la afición y de los influyentes medios de comunicación de Madrid.
Desde que los resultados se han torcido, ha ido creciendo el clamor para que Carlo Ancelotti sacrifique al galés de la BBC y vuelva al 4-4-2 con el que el equipo encadenó la espectacular racha de victorias de final de año 2014. Para desgracia de Bale, aquella racha empezó estando él lesionado. En especial, en el recuerdo de todos está el buen partido que el Real Madrid completó frente al Barça en la primera vuelta. Bale lo vio desde la grada y desde entonces se ha instalado en Madrid la opinión de que el delantero se vaya al banquillo en beneficio de un cuarto centrocampista.
Casillas al margen, Bale viene siendo el habitual centro de las iras de la afición cuando las cosas se tuercen y frente al Schalke no fue ninguna excepción. El galés fue abucheado sistemáticamente en cada una de sus intervenciones. Carlo Ancelotti le ha defendido a capa y espada, pero de cara al decisivo encuentro del Camp Nou, el cuerpo técnico podría rendirse a la presión externa y reforzar la medular. Bale sería el sacrificado, ya que Cristiano y su amigo Benzema son intocables.
IKER, TAMBIÉN EN EL DISPARADERO
Desde que José Mourinho le señalara indirectamente como el chivato del vestuario, Iker Casillas ha tenido que convivir con el recelo de una afición que a la mínima oportunidad se ceba en su persona. Tras un buen inicio de temporada, el capitán ha bajado su rendimiento las últimas semanas, quedando señalado en alguno de los goles encajados por el Real Madrid.
Un mal blocaje a disparo de Tiago en el pasado derbi liguero disputado en el VicenteCalderón, que abrió la goleada del Atlético, volvió a situarle en el ojo del huracán. Desde entonces, Casillas ha tenido que soportar los silbidos de la grada del Santiago Bernabéu a cada balón que ha tocado. Como él mismo reconoció tras el partido, ante el Schalke no tuvo precisamente su mejor noche. Falló en el 0-1 y pudo hacer algo más en el 3-3, aunque el cúmulo de defensas le impidieran ver el disparo del joven Sané.
Casillas quedó como uno de los señalados por la grada y Ancelotti podría decidir sentarle en el banquillo y otorgar la titularidad a Keylor Navas para rebajar tensiones. El Real Madrid vuelve a verse las caras con su afición este fin de semana, ante el Levante, y el cuerpo técnico entiende que quizá sería conveniente no meter más presión sobre el capitán. En vísperas de visitar el Camp Nou, una buena actuación de Navas podría dejar a Casillas también fuera del duelo ante el Barça.
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Fuente: www.sport.es