Volvió la Champions al Bernabéu y con ella Cristiano Ronaldo volvió a ser el de siempre. Después de un derbi madrileño en el que el portugués fue el crack resolutivo y buen compañero que se espera que sea, ante el Ajax regresó el Cristiano que estamos acostumbrados a ver. Un Cristiano más bien egoísta. Un Cristiano que no acierta en los disparos de falta. Un Cristiano que protesta y protesta una y otra vez al colegiado. Un Cristiano al que le cuesta ver el pase a sus compañeros y al que le es más fácil resolver él solo. En definitiva, un Cristiano que quiso jugar sí o sí para evitar que Messi tenga la oportunidad de escaparse en el pichichi de la Champions.
Cristiano marcó, pero hasta el gol fue un gol del antiguo Cristiano, del de antes del derbi, un tanto a placer, de fácil ejecución, tras una jugada en la que el luso arrancó en fuera de juego.
Demasiado nervioso
La ansiedad de Ronaldo se pudo apreciar durante varios momentos del encuentro en sus quejas y reacciones, pero el punto álgido llegó en el minuto 82. El portugués propinó una patada fuera de lugar a Boerrigter por la que vio la tarjeta amarilla. Una acción que no gustó nada a su entrenador José Mourinho.
90 minutos y sin capitanía
Lejos de disfrutar de unos valiosos minutos de descanso en un calendario tan apretado y con el partido resuelto, Cristiano jugó los 90 minutos. Un partido entero en el que, a pesar de la ausencia de los pesos pesados de la plantilla, el portugués no se colocó el brazalete de capitán en ningún momento. Siendo de los más veteranos en el terreno de juego, Kaka, Adán o Pepe pasaron por delante del crack luso.
Fuente: www.mundodeportivo.com