El Barça y el Madrid llevaban unos meses que no parecían eternos rivales, al menos en la relación entre presidentes. Y es que desde que el proyecto de la Super Liga está en marcha, Florentino Pérez y Joan Laporta han ido de la mano para seguir defendiendo un proyecto que consideran vital para el futuro del fútbol. Pues bien, ese buen rollo se ha acabado desde que el Madrid anunció que se personaría en la causa una vez se aceptara a trámite.
Tras esta decisión, Laporta tardó poco en lanzar el primer mensaje al decir “ahora ya están todos”, dejando claro que La Liga, el CSD y el Madrid buscaban lo mismo. Pero ayer, sabíamos que el Barça también cancelaba la comida de directivas que habitualmente se hace antes de los clásicos. Pocas más opciones le quedaban a Laporta, que no hubiera quedado bien ante su afición, haciéndose la foto en una comida con el Presidente que te acusa. Las mismas opciones tenía Florentino, que aunque fuera de cara a la galería, debía personarse en la causa por la gran presión de su masa social. Más aún después de que todos los equipos se pronunciaran con el comunicado conjunto de la Liga, menos el Real Madrid.
También sobre el tema de los árbitros se pronunció ayer Enric Masip, asesor y mano derecha de Joan Laporta en la junta, defendiendo al club. «No hemos hecho nada malo, somos inocentes y vamos a defendernos hasta las últimas consecuencias». Masip también siguió la línea del Presidente insinuando que “no es casualidad que salga todo esto ahora”. Más polémica fue su última declaración cuando afirmó, evidentemente sin dar pruebas, de momento, que estos pagos a Negreira “eran habituales y también los hacían otros equipos”.
Este distanciamiento entre Laporta y Florentino es un mal necesario frente a la opinión de sus aficionados que no entenderían una forma de proceder diferente o indulgente con el máximo rival, pero está claro que, con el tiempo, los dos presidentes están condenados a entenderse para seguir adelante con el proyecto de competición que tanto les ocupa y que al final, Madrid y Barça siempre serán eternos rivales y van a defender sus intereses, aunque en lo profesional, puedan entenderse.