La derrota en el campo del Levante con la segunda unidad (2-1) hace pensar en la utilización a la vuelta, en medio de un calendario prieto, de hombres a quienes hoy Valverde había accedido a dar descanso. Que el gol azulgrana haya llegado de un penalti transformado por los pelos y que las dos dianas locales se hayan producido en los primeros veinte minutos sintetiza los males en defensa y en ataque ventilados por el Barça a Orriols.
Primer rival de Primera en la Copa y nueva alineación insólita de Valverde, con debut de Jeison Murillo y dos defensas del B, Chumi y Miranda, como titulares. Para los sorprendidos, hace un año, en Vigo, en la misma fase de la competición, el tridente atacante de Valverde lo integraron Denis Suárez, Aleix Vidal y José Arnaiz, que marcó; los dos últimos ya no son al Barça y el gallego puede certificar su adiós la semana que viene. Esta vez, las pruebas eran detrás, y la candidez azulgrana en la defensa de la pelota parada, acentuada por la escasa conjunción de la reraguarda, se ha hecho patente ante un conjunto eficaz en la estrategia como el de Paco López. En la primera acción de peligro rana, el central Erick Cabaco se ha elevado a cámara lenta para rematar sin oposición una falta lateral ejecutada por la exblaugrana Rubén Rochina (4′). A pocos kilómetros de Alboraia, se recordaba el viejo adagio de la sangre y la horchata al ver un equipo azulgrana irreconocible, y no solo por el ditxós amarillo bayeta de la equipació utilizada. Frío y dominado, el Barça ha visto como Boateng ha perdonado ante Cillessen (11′) después de una carrera de Coke en que ha superado Miranda con una facilidad abassegadora. Los visitantes eran incapaces de trenzar cuatro pases seguidos, no se acercaban a campo contrario y Coutinho, hoy titular, se tenía que dedicar más a frenar los rivales con faltas que a liderar el ataque de su equipo.
Y los valencianos, que siempre han sabido incomodar el Barça, han ampliado la diferencia mercedes a una asistencia de Boateng definida por el ex madridista Borja Mayoral (18′) ante unos temblorosos Murillo y Chumi, cruzando la pelota a la derecha de Cillessen. Solo después de recibir dos plantofades ha reavivado el once de Valverde, que ha querido explotar la velocidad de Dembélé y Malcom. El brasileño ha desaprovechado la primera ocasión clara de su equipo (19′) cuando, suele ante Aitor Fernández, lanzado en carrera, ha rematado raso y flojo. Sin delantero centro, ninguno de los atacantes barcelonistas ha sabido concretar las opciones que ha tenido para endulzar una come de difícil digestión para el culé. Ni las aventuras en solitario de Dembélé (19′ y 21′), ni los latigazos del abnegado Carles Aleñà desde fuera el área (23′), ni lo enèssima repetición de la arquetípica acción de recorte hacia el interior y rosca de Coutinho se han traducido en un gol que aliviara el escozor. Los locales han llegado a tener alguna opción para abrir todavía más la herida, como un remate a sobrebot de Borja Mayoral dentro del área (42′), después de otra pelota aérea ganada por Cabaco. Ha estado ilustrativa una falta que ha motivado la amonestación para Chumi (43′): Boateng ha controlado una pelota de espaldas a portería y sin dejarla caer y, aun así, ha conseguido trazar una sotana que ha obligado el gallego a parar al ganés con métodos rugbísticos.
Si bien el fallo azulgrana del primer tiempo ha estado multiorgánico, Valverde ha señalado un nervioso y blando Miranda sustituyéndolo al descanso por Sergi Roberto. Pero el reusenc, de lateral izquierdo, no podía evitar que sus compañeros del medio campo regalaran pelotas a los levantinistas: Borja Mayoral, con un remate raído y colocada, ha dado trabajo a Cillessen (52′) después de una recuperación. El Txingurri, pero, ha preferido eliminar la presencia de jugadores del filial al césped cambiante Chumi por Lenglet (57′). El resultado de los movimientos no ha tenido comparación con el del primer cambio de Paco López: el Comandante Morales, dos minutos después de entrar al campo en el lugar de Boateng (62′), ha recibido un pase filtrado y ha encarado Cillessen, pero ha rematado alto. Solo Dembélé alimentaba ciertas esperanzas con sus esprints, pero le sobraba a menudo un último recorte antes de rematar, como en una ojeada en el minuto 72.
El sentimiento dominante era la frustración de verse con dos goles en contra en el marcador pero, al mismo tiempo, ser incapaz de crear peligro. Hasta que un jugador que no está claro que dispute la vuelta, Denis Suárez, que había entrado en el lugar de Malcom, ha forzado un innecesario penalti de Coke en forma de zancadilla en una acción individual. Coutinho ha ejecutado mal la pena máxima, centrada, pero igualmente ha conseguido batir Aitor Fernández (85′). El ex del Liverpool no ha festejado el gol, posiblemente consciente que, a pesar de que había contribuido a disipar un poco la niebla, la actuación personal y colectiva en Valencia no daba para fiestas. En el Camp Nou tocará remontada.