La llegada de la expedición del FC Barcelona a Lisboa, sede de esta histórica fase final de la Champions League 2020 marcada por la pandemia, concitó un interés equiparable entre aficionados y periodistas, al menos 20 profesionales de la información. Cifra arriba, cifra abajo, unos cincuenta curiosos estaban a las puertas del Hotel Sheraton de la capital portuguesa, aguardando la llegada de la plantilla culé, con Leo Messi de principal reclamo y Ousmane Dembélé como gran novedad a la espera de que el extremo francés reciba el alta médica tras su larga lesión. Los jugadores llegaron en un autocar y el staff en otro, en atención a las medidas sanitarias protocolarias a causa del Covid-19. Messi fue, como era previsible, el jugador más aclamado, aunque también Frenkie de Jong se llevó sus aplausos.
La estancia en Lisboa del Barça se confía entre los expedicionarios que pueda alargarse hasta el próximo día 23, y para lograr ese objetivo lo primero será doblegar el pronóstico que otorga el cartel de favorito al Bayern de Munich, rival este viernes (21 horas) en los cuartos de final a partido único.
Lo que es evidente es que Barça y Bayern, con cinco ‘orejonas’ en sus vitrinas, son los equipos con más pedigrí de este torneo en régimen de concentración. Dieciseis efectivos policiales visibles protegieron los aledaños de un hotel que será un bunker en estas 24 horas previas al primer partido al todo o nada de un Barça que espera que pueda tener hasta tres finales más por delante.
