Llevamos tiempo viendo y leyendo la necesidad de incorporar sponsors y nuevos ingresos al fútbol femenino, pero todo había sido más una carta de intenciones que una realidad.
No obstante, hace un par de semanas, el fútbol femenino dio un paso al frente, con la selección de fútbol femenina de Estados Unidos como abanderada. Se firmó un acuerdo histórico entre jugadoras y USA Soccer (federación americana de fútbol), por el que las jugadoras recibirán el mismo salario que en el caso masculino por jugar con su selección, y una compensación por servicios prestados de 24 millones de dólares. Dentro del mencionado acuerdo, se ha cerrado el compromiso de crear un convenio único tanto para fútbol femenino como masculino. No se trata de un acuerdo banal, ya que son una de las mejores selecciones del mundo.
Si bien, es el acuerdo de mayor peso y ayuda al desarrollo del fútbol femenino por su notoriedad e importancia, no es el primero. Debemos mirar al viejo continente para encontrar a la primera selección femenina que iguala con su homónimo masculino sus condiciones. Se trata de la selección de Noruega, que lo aplica desde 2017 (y en años posteriores también lo aplicaron Dinamarca, Brasil, Inglaterra, Australia y Países Bajos).
Pero una vez más, esa igualdad queda plasmada en un papel y no en una aplicación 100% real. En el caso de la mayoría de los países que ya aplican esta medida (no el caso de la selección femenina de Estados Unidos) se igualan salarios, pero no premios, lo que al final marca unas grandes diferencias.
Y no es menor la estructura de este reparto, que requiere de un sacrificio salarial de las secciones masculinas para poder redistribuir los salarios.
¿Estarán las estrellas mundiales dispuestas a ceder una buena parte de sus ingresos derivados de la participación con sus selecciones? Esperemos que así sea y muestren el camino para la igualdad real en el deporte. Ahora les tocará a los sponsors mover ficha y dar un paso al frente.