Que la Champions no es la Liga ya lo sabíamos. Allí hacen faltas, juegan el cuerpo a cuerpo, y en la Liga si tienes suerte incluso te pueden masajear. También sabemos y se empieza a hacer notorio que los cambios tan sumamente estrambóticos de Xavi no funcionan del todo. De quejarse por tener un Luis Enrique viciando un once inicial demasiado repetitivo a un Xavi que en cada partido te cambia el esquema. Y las fórmulas, sobre todo la de salir con dos delanteros, ha hecho aguas. Además, es atrevido por unas cosas y demasiado conservador por otras ya que sin ir más lejos, contra el Bayern, pese a hacer el ridículo, en la reanudación de la segunda parte todavía no dio ningún cambio.
Todo esto lo sabemos, vale. Pero lo que es una vergüenza sin precedentes es cómo salieron los jugadores: basta del rollo psicológico, que ya sabían que lo tenían perdido. Nada, excusas de mal pagador. Hicieron el ridículo y que yo sepa, pese a tenerlo perdido como club y equipo, aunque cobraron por jugarlo. ¿Os imagináis que la afición hubiera adoptado esta actitud y, total como que ya se sabía que todo estaba perdido, el Camp Nou se quedara vacío? La diferencia es que la afición paga por animar. Y para más inri, y salvando a los turistas que pueden haber en cada partido, el nuevo Spotify Camp Nou registró una de las mejores entradas de la temporada con 84.000 y pico asistentes.
El culé no merece ese nivel tan bajo de jugadores, tampoco los que estaban en el banquillo.
