Ansu Fati no puede irse del Barça. Si éste es más que un club es por tener valores de la casa que crezcan con él y en paralelo a la imagen del jugador. No puede que en menos de un año pasemos de hablar de discípulo de Messi y darle su número a la camiseta a querer empaquetarlo en Alemania o donde esté. Hay que tener memoria y pensar que dar presión de este tipo a jugadores que no lo merecen puede pasar factura. Hace dos años también querían cargarse Ter Stegen y hoy es el valor indiscutible de la defensa, ¿cuánto dinero costaría pagar un relevo por el portero alemán?
La falta de paciencia con Ansu y más ahora no tiene lógica alguna. Sí, sabemos que la lesión crónica que avancé en su día y pocos se creían, le acompañará toda la vida, pero también es cierto que en los últimos tiempos ha progresado muy bien y ha realizado un cambio de 360 grados con Ricard Pruna al frente. Han cerrado filas e incluso le están dando más esperanzas de las que parecía tener en septiembre.
Ahora falta ganar confianza pero pese a que Ansu quiere más minutos, hay una reconciliación con Xavi y ni de lejos forma parte de la lista de los Pablos Torre y compañía con los que el entrenador no quiere oír ni hablar.
Esta rumorología que siempre viene de dentro del club duele más que bien y un día nos acordaremos de habernos planteado empaquetar a Ansu Fati.