Hoy voy a ser breve, y es que hay veces que sobran las palabras. El resultado daña pero creo que es engañoso. Estoy muy orgulloso de que el Barça haya vuelto. Gracias, porque hacía mucho tiempo que no teníamos esa sensación de ser capaces de luchar contra los mejores del mundo. Como un ave fénix, el Barça de Xavi ha resurgido de sus cenizas y toda Europa se ha enterado.
La derrota duele pero no hace justicia. El partido es un reflejo del trabajo que se ha hecho entre todos durante los últimos meses y con algo más de acierto hoy entonaríamos otro discurso muy diferente.
A pesar de que hoy quizá no sea el mejor día, a los más optimistas sólo les diré una cosa: el sábado. 10 de junio. Estambul. Vaya comprando los billetes y pidiendo las entradas. Yo confío.