José Mourinho empezó la temporada tranquilo. En apariencia, cuando menos. Sus apariciones públicas ante los medios estaban presididas por una desconocida mesura verbal que hizo que muchos pensaran que, ‘desaparecido’ Pep Guardiola, el portugués se había quedado sin enemigo.
Por dentro, sin embargo, el portugués seguía siendo el volcán de siempre. Apagado, esperando su oportunidad. Y poco a poco ha ido entrando en erupción. Sin embargo, y a diferencia de sus dos primeros años en España, sus objetivos no han sido tan externos. Mou se ha buscado sus enemigos en su propia casa. En el Real Madrid. Empezando en lo más alto del club (Florentino Pérez), pasando por el vestuario (Sergio, Iker…), por la cantera y acabando en el público. No ha dejado títere con cabeza. Por supuesto, los colegiados han estado también en su objetivo; ha tardado, pero también les ha dirigido sus dardos… o sus elogios, en función de cómo soplaba el viento.
Mourinho vuelve a ser Mourinho. Ya nadie se acuerda del técnico que empezó la temporada tranquilo y sereno. ¿Amordazado? Tal vez. En cualquier caso, ha vuelto el entrenador agrio y antipático, que ve enemigos en todos los rincones. Empezando por los de su propia casa. Es Mourinho contra todos. Es Mourinho contra el mundo.
Fuente: www.mundodeportivo.com
