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viernes, marzo 31, 2023
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Un once para la historia del Barça

Cuando Xavi Hernández debutó en el primer equipo del Barça, el 18 de agosto de 1998, a Montoya aún le faltaba un año para ingresar en el club. Martín lo haría en 1999, con ocho años. Para entonces, el de Terrassa ya sumaba 26 partidos junto a Louis van Gaal. La carrera de un mito del barcelonismo acababa de empezar y, con ella, también se ponía la primera piedra de un proyecto que culminó, de forma simbólica, en el Ciutat de València.

Martín Montoya entró al campo a los catorce minutos y allí estaba Xavi sobre el césped junto a otros nueve canteranos que convirtieron la profecía del técnico holandés en realidad. Parcialmente, porque Van Gaal predijo que un día el Barça ganaría la Champions con once de la casa. De momento solo fue un triunfo, a lo grande y plácido, en la Liga. Pero simbólicamente es un éxito incuestionable de una manera de ser y de comportarse de un club que ha convertido a los futbolistas forjados en La Masia en la razón de ser del Barça. Son mayoría y, además, son los mejores. La cantera ha dado la vuelta al calcetín. En otras épocas, anteriores a la Ley Bosman, la cantera podía ser también importante en número, pero la calidad la ponían extranjeros como Kubala, Cruyff, Maradona o, más recientemente, Koeman, Romario o Stoitchkov.

De hecho, y pese a que Xavi debutó en 1998, hubo un punto de inflexión que convirtió a la cantera en mayoría dentro de la plantilla blaugrana: Leo Messi. El argentino fue el primero de la extraordinaria generación del 87 que debutó en el primer equipo. Lo hizo el 16 de octubre de 2004. Ahí cambió la historia. Tenía diecisiete años, tres meses y 22 días. Aquel día, en la séptima jornada de Liga frente al Espanyol, cuando Leo entró en el 82′ al campo fue el quinto hombre hecho en La Masia del once junto a Valdés, Puyol, Xavi e Iniesta, que había entrado en el 67′. Oleguer, que llegó al filial del Barça desde la Gramenet, también jugaba.

Pero a partir de Leo la presencia de canteranos en el Camp Nou se aceleró. Tanto que, en estos momentos, hay diez generaciones diferentes de futbolistas salidos del fútbol base desde los nacidos en 1978 a los nacidos en 1992 y, desde 1987 a 1992, no existe ni un solo año que no tenga representación en la primera plantilla. Las que más representación tienen son la de 1987, con Leo Messi a la cabeza, pero también con Pedro, Piqué y Cesc Fàbregas, y la de 1991, con Bartra, Thiago, Tello, Cuenca y Montoya. Dos de las mejores generaciones de la historia del fútbol base blaugrana unidas en el primer equipo por un total de nueve futbolistas: un lujo que solo está al alcance de un club como el Barça. La apuesta es decidida e irreversible.

El resto de generaciones que tienen a alguno de sus futbolistas en el primer equipo son la del 78 (Puyol), 80 (Xavi), 82 (Valdés), 84 (Iniesta), 88 (Busquets), 89 (Jordi Alba), 90 (Jonathan dos Santos) y 92 (Marc Muniesa). La cantera es el grueso del equipo y la razón de ser del Barça y de los títulos logrados los últimos años.

«En su momento, Van Gaal dijo que su sueño era ver a once del fútbol base juntos y hoy se ha hecho realidad», comentó Xavi, uno de los protagonistas, el primero de la lista, al acabar el encuentro ante el Levante. Busquets, que llegó con Pep Guardiola, explicó que «es un orgullo y nos hace muy felices jugar todos juntos». Como Piqué: «Es la demostración de que la salud del fútbol base es muy buena». Jordi Alba es el último en llegar porque en su día tuvo que irse, pero nunca ha dejado de ser uno más: «Es una gran noticia para los chicos de la cantera, que ven que con trabajo se puede llegar». Todos los caminos son válidos.

El Barça muestra con orgullo su fútbol base al mundo de la mejor manera que lo puede hacer, en el Camp Nou, donde el trabajo de tantos y tantos años, de décadas de esfuerzo se visualizan a lo grande. Es viendo jugar a todos los que forman parte de alguna de las diez generaciones que nutren al primer equipo cuando se descubre la grandeza de la obra, la monumentalidad del proyecto. Lo de Levante, de hecho, es solo una anécdota que simboliza la perfección. Tan orgulloso se siente el Barça de ello que el club pretende estructura el resto de las secciones con la misma metodología. La piedra filosofal del Barça es su cantera.

 

Fuente: www.sport.es

 

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