Este miércoles, cerca de que se cumplan nueve años del debut de Leo Messi, el astro del FC Barcelona se ha reencontrado con uno de sus mentores en el club culé.
El mejor jugador de la historia se ha abrazado en el majestuoso estadio Rey Fahd a Frank Rijkaard, técnico que le dio la alternativa en el primer equipo. En los prolegómenos del compromiso internacional entre Argentina y Arabia Saudita, ambos han recordado viejos tiempos.
La estancia de Rijkaard
Tras años aciagos y complicados, el Barça reencontró su estabilidad a las órdenes de un tipo calmado y reflexivo. Frank Rijkaard recuperó la esencia azulgrana con un fútbol atractivo y alegre que permitió al club alzar en París la segunda Champions de su historia.
Un equipo de ensueño que contaba con la magia de Ronaldinho, el hambre de Eto’o y la vertiginosidad de Giuly, además de la calidad de Deco. Y una dosis de necesaria e inmejorable cantera que aún permanece: Valdés, Puyol, Xavi e Iniesta.
Pero más allá de devolver la senda del éxito a la entidad culé, Frank Rijkaard dejó una última obra maestra antes de que su proyecto se agotara. Él fue quien hizo debutar a un joven argentino de apenas 16 años, cuatro meses y 24 días. Y fue, precisamente, ante un Porto dirigido por José Mourinho.
«Estaba nervioso, pero tenía ganas de jugar un ratito»
Su debut se produjo en un encuentro amistoso el 16 de noviembre de 2003, cuando el Barça se desplazó hasta Portugal para inaugurar el Estadio do Dragao. «Espero que más adelante pueda seguir jugando en el primer equipo», dijo un Messi nervioso tras hacer su primera aparición en el terreno de juego con el dorsal 14.
Fuente: sport.es