Ya ha vuelto el rugir de los motores en el campeonato de las dos ruedas iniciado en tierras qatarís, no sin polémica por las vacunaciones llevadas a cabo entre los corredores, (para que luego pongan algunos en entredicho la democracia de este país, en el que nos dedicamos a debatir por cualquier tema que nos encontremos a cada paso).
Pero volvamos a lo nuestro, dejando por un momento el amado fútbol y sus estratosféricas cifras. Muy distintas son las cifras que se manejan en el deporte de las dos ruedas. Si hemos estado entretenidos con las hojas del contrato que se hizo público de Messi, de risa nos parecerán los siete millones y medio de euros que nos costaría competir en el mundial de Moto GP, o los dos y medio en las dos categorías que le siguen en cada carrera; y eso, sin tener margen de caídas y con el presupuesto justo para llegar, correr y volver esperando que no haya surgido ningún contratiempo.
Porque si nos encontramos con algún contratiempo, habrá que vaciar el bolsillo en cada pequeño detalle que nos altere. Una caída suave sin altercados nos supondrá un desembolso extra de unos 20.000 euros, mientras que si la caída es dura y la moto se ve afectada, ese bolsillo deberá tener un monto de alrededor de 100.000 euros (poca broma sabiendo que el campeonato se compone de 21 carreras).
Y ya podemos buscar unos patrocinadores apasionados por el motor, porque los derechos de televisión no se acercan ni a la categoría de plata de nuestro querido fútbol (en Moto 2 y Moto 3 estaríamos hablando de unos derechos de televisión, broadcasting para los amantes de expresarse en inglés, de 2,5 millones, por unos 7,5 en Moto GP).
Visto lo visto, en lugar de banderas a lo largo del circuito deberíamos plantearnos la incorporación de velas y estampitas del Arcángel San Rafael (para quien no lo sepa, el patrón de los moteros), que nos guíen para evitar desembolsar los 15.000 euros que cuesta cada depósito de combustible o los 50.000 euros que cuesta el cambio de chasis.
