En Mendizorroza, tras la victoria (0-3) sobre el Alavés que abrió con un zurdazo a la escuadra, David Villa contestó con una lógica aplastante a una pregunta sobre el tiempo que llevaba sin ver portería en dos partidos seguidos. «Desde la Clínica Quirón era difícil marcar», respondió sin acritud, pero con un cierto tono reivindicativo.
Durante los ocho meses de baja por la fractura de su tibia izquierda el Guaje nunca dudó de que volvería a ser el que era. Y una vez recuperados el tono físico y el ritmo competitivo, está recibiendo la recompensa a su fe.
El ‘7’ del Barça ha aprovechado las dos titularidades consecutivas ante Rayo (0-5) y Alavés (0-3) para lograr el gol que los entrenadores suelen considerar como el más valioso: el que abre la lata, el que provoca que el rival tenga que asumir más riesgos.
Con las dos dianas mencionadas eleva su cuenta a cinco goles en once partidos incompletos en los que ha disputado 334 minutos, sin contar el tiempo de descuento de primeras o segundas partes. El promedio es espectacular: un gol cada 67 minutos.
«Sensaciones muy bonitas»
«Es importante para un delantero marcar goles y más cuando el equipo los necesita, como en Vallecas y Vitoria», comentó Villa, confesando que «estoy contento, voy recuperando sensaciones muy bonitas, me encuentro muy bien dentro del campo».
Ahora, confirmada su puesta punto definitiva, llega el momento de pelear por ser un habitual en el once. El asturiano se lo toma con calma: «Cualquier futbolista quiere jugar lo máximo posible, pero estoy en el mejor club del mundo y la competencia es muy amplia. Jugamos muchos partidos y competiciones y yo estoy a disposición del entrenador, en manos profesionales».
Quizás le sirva como aval un dato demoledor: en nueve de sus once partido el resultado del Barça ha mejorado con su presencia. Su entrada desde el banquillo ayudó a remontar a Osasuna (del 1-0 al 1-2), Spartak (del2-2 al 3-2), Sevilla (del 2-1 al 2-3, con gol decisivo) y Celtic (del 1-1 al 2-1). También contribuyó a sentenciar con goles a la Real (del 4-1 al 5-1) y Getafe (del 1-2 al 1-4).
Y ante Depor, Rayo y Alavés, de titular, Tito le cambió con el marcador favorable. Únicamente su presencia no influyó en un mejor marcador ante Granada (se marchó con 0-0 y el Barça ganó 2-0) y Benfica (entró con 0-2 y el marcador no se movió).
Fuente: www.mundodeportivo.com